En mis nuevos y temporales quehaceres laborales, me han asignado el papel de perro guardián de la sala de consulta (aka de estudio). Para evitar acaparamiento de sitios se le da a cada usuario una tarjeta, y en cada puesto hay una hoja donde apuntan la hora a la que salen de la sala y la hora límite de llegada (media hora). Dicha hoja me la deben entregar (no siempre amablemente) cuando salen y pedírmela cuando entran. Huelga decir que si se pasan de la media hora siempre hay un par de ávidos bibliotecarios dispuestos a retirar las cosas del sitio con mucho (a veces excesivo) gusto. Claro que esta actitud se puede explicar examinando algunas hojas de control. Esta es la de un usuario tipo (basado en hechos reales):
Hora salida - Hora límite18:25 - 18:55
19:10 - 19.40
19:45 - 20:15
Otro día hablaremos de los diferentes puntos de vista relativos al concepto de silencio, las carreras al baño para hablar con el móvil o la supremacía de la mímica frente a la palabra para relacionarte con el bibliotecario, amo y señor de sus dominios.